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viernes, 30 de marzo de 2012

Reseña: "El Jinete De Bronce"



Les traigo una reseña de un libro que me ha atrapado. No puedo quejarme, últimamente están cayendo en mis manos verdaderos tesoros. Esta vez se trata del primer libro de una trilogía, El Jinete De Bronce de Paullina Simons. 

He de confesar que siento especial predilección por los libros históricos bordados con amor, por todos esos preámbulos del amor correspondido o no, según el caso. Los dramas también me gustan pero los disfruto de otra manera. Ésta historia, en concreto, es preciosa, es pausada y como el libro es tan grueso la escritora se toma todo su tiempo para contarnos los detalles. No me entiendan mal no es un libro con muchos rodeos, es sólo que tiene muchos sucesos que contar. 

En esta ocasión no puedo transcribirles todos los pasajes que quisiera porque les contaría más de lo que necesitan saber antes de leer el libro así que les pondré un poco en antecedentes. No sería nada justo decir que el libro es sólo una historia de amor puesto que su trasfondo, Rusia, durante la segunda guerra mundial, se trata con casi la misma importancia. Con fechas, con hechos y sobretodo con celo y pasión. En medio de tanta destrucción y muerte surge un amor excepcional, entregado y sacrificado. El resultado es algo tan real y palpable que no es difícil perderse en las páginas del libro.

Recordar lo que se siente al enamorarse y sentirlo de primera mano a través del libro ha sido toda una experiencia. Les dejo con una descripción perfecta de nuestro héroe:
"Se sentaron en uno de los bancos de cara al Neva. Al otro lado del río se alzaba la cúpula dorada de la catedral de San Pedro y San Pablo. Alexandr ocupaba casi la mitad del banco, con las piernas bien separadas, y los brazos extendidos sobre el respaldo. Tatiana se sentó con delicadeza, atenta a que su pierna no tocara la de él.

Alexandr actuaba con la mayor naturalidad. Se movía como si no se diera cuenta en absoluto del efecto que causaba en una tímida muchachita que acababa de cumplir diecisiete años. Todos sus miembros expresaban una confianza total en el lugar que le correspondía en el universo. Todo esto me ha sido dado, parecía proclamar. Mi cuerpo, mi rostro, mi estatura, mi fuerza. No lo he pedido. No lo he hecho. No lo he construido. No he tenido que pelear para conseguirlo. Es un regalo por el que todos los días doy gracias cuando me lavo y me peino, un regalo del que no abuso ni vuelvo a pensar en él mientras vivo mi día. No me siento orgulloso ni humillado. No me hace arrogante o vanidoso, pero tampoco me hace sumiso ni falsamente modesto. 
Sé lo que soy, decía Alexandr con cada uno de los movimientos de su cuerpo. 
Tatiana se había olvidado de respirar. Lo hizo ahora mientras dirigía la mirada al Neva."
En este caso, lo mejor no es el héroe, que ya es decir. Lo que hace que este libro sea tan especial para mí, dentro de todo su contexto, es la heroína. Adoro a esas mujeres fuertes, que ante las vicisitudes de la vida se crecen, se levantan con entereza y siguen adelante con o sin ayuda. Me gusta que se promueva esa imagen de una mujer.  Ésta es una muestra de su pensamiento:
"Lo que he estado haciendo hasta ahora no es suficiente. Si quiero vivir necesitaré algo más, algo que no es de este mundo. Una fuerza capaz de eliminar el frío con nada, de saciar el hambre con nada."
Esas palabras dejan traslucir un entorno hostil, oscuro y plagado de infortunios con una gran dosis de realidad. 
"Las muchachas permanecieron en silencio en la habitación helada. Dasha abrazó a su hermana. 

-Quisiera tener hambre otra vez. ¿Recuerdas el mes pasado que siempre estábamos muertas de hambre?
-Lo recuerdo.
-Ya no lo sientes, ¿verdad?
-No -admitió Tatiana con voz débil.
-Quiero sentirla."
Las guerras traen consigo muerte, destrucción, hambre... fuerza, lucha, vida, amor...
Lo recomiendo, recomiendo enteramente este libro. Es profundo y apasionante en todas sus facetas. En todas ;)

martes, 27 de marzo de 2012

Mi Cicatriz



A escasos dos centímetros del ojo izquierdo, en diagonal sobre el pómulo, tengo una cicatriz. Una cicatriz de un centímetro y medio que para mí simboliza vida. 

Simboliza vida porque quiero pensar que me la hice justo en el momento en que en mi cuerpo se produjo ese chispazo, justo en el momento en que mi hijo comenzó a ser mi hijo.

Me desmayé, con tan mala fortuna que fui a dar contra la esquina de una mesa. Y allí, donde les dije, a escasos dos centímetros del ojo izquierdo, en diagonal sobre el pómulo, tengo mi cicatriz. No es bonita ni fea, es mi símbolo. Es mi hijo.

Mi hijo que llegó como un torbellino, con su fuerza, su energía e irradiando felicidad. Mi hijo que llegó con sus prisas por comenzar a vivir y con una enorme carcajada de emoción. Mi hijo

Todo eso y más simboliza mi cicatrizEs su huella física en mí, la prueba de que él, mi hijo, es mi fruto.

¿Qué les voy a decir?, algunos se hacen un tatuaje, yo, tengo mi cicatriz. Allá, a escasos dos centímetros del ojo izquierdo, en diagonal sobre el pómulo...


miércoles, 21 de marzo de 2012

Miércoles Mudo: Del Peque Para Papi

Un Elefante Llavero y una Corbata para papi
Dedicado a todos los papis de todos los niños de la clase.
"Papito, me has ayudado a crecer, me has dado alegría y me has llenado de felicidad. Te llevaré en mi corazón. Te quiero PAPÁ". 


lunes, 20 de febrero de 2012

Mamá, Mami, Maaaá


Mamá cuando me llama. Mamá para los asuntos cotidianos.

Mami cuando me busca, cuando me necesita, cuando me quiere abrazar y hacer cariñitos. Mami con ternura.

Maaaá cuando me quedo atrás y quiere que lo siga. Maaaá en la distancia.

Y Tatá cuando llama a papá y mamá, a los dos, en plural.

Siento que yo no cambio aunque me llame de diferentes maneras. Siento su amor en todas ellas. 

Mamá que alimenta, mamá que juega, mamá que ama, mamá que asea, mamá que regaña, mamá que besa...

Todas lo adoran, todas lo quieren.

jueves, 9 de febrero de 2012

Detalles



Me he dado cuenta de que desde que soy mamá me fijo más en determinados detalles cuando voy por la calle. Detalles en los que antes no reparaba. Detalles de otras mamás con sus hijos. No importa la edad que tengan, son detalles que van quedando en mi retina y que mi memoria guarda por alguna razón. 

El primero fue hace unos cuantos meses, yo iba por la calle y delante de mí iba un niño de unos 6 años de la mano de su madre. Me llamaron la atención porque de vez en cuando hacían saltos extraños y entonces me fijé mejor en lo que hacían. Cada varios pasos daban un salto, los dos. Pasito, pasito, pasito, Salto! Pasito, pasito, pasito, Salto!.

Y así todo el tiempo que los tuve delante. Yo acababa de tener a mi pequeñín y me sorprendió que la madre jugara al mismo juego sin ningún tipo de vergüenza, no miraba hacia los lados, y no parecía importarle lo que ocurría alrededor, lo que pensaran los demás. Los dos se reían, aumentaban pasos antes del salto, intentaban distraerse mutuamente para que el otro perdiera la cuenta y se volvían a reír si alguno contaba mal.

Fui testigo mudo de sus juegos. Sabía que el momento era especial pero es ahora cuando entiendo la verdadera esencia de esa complicidad. Donde no hay un mundo alrededor, solo tu hijo y tú.

El segundo detalle lo presencié también hace unos meses. Tampoco he podido olvidarlo y éste viene a mi memoria con bastante asiduidad. Ocurrió un día en que me vi desayunando sola en una cafetería, me estaba tomando un café mientras leía y al levantar la cabeza vi, en la mesa que estaba frente a mi, a una madre sentada con su hijo de unos 12 años. Me extrañó, pues el chico tenía puesto el uniforme del colegio y su mochila descansaba en el suelo junto a la mesa. Era alrededor de las 9 de la mañana y ellos parecían charlar como si no tuvieran ninguna prisa. Yo no escuchaba lo que hablaban, ni lo pretendía, pero se notaba una especial conexión, se contaban sus cosas, con confianza y en su intimidad. Mientras conversaban se cogían de la mano y jugueteaban con sus dedos, con cariño, con comprensión. El chico no miraba para los lados, ni se avergonzaba porque estuviese haciendo "manitas" con su madre en una cafetería (es que yo tenía entendido que a esa edad ya hace tiempo que se han vuelto muy pudorosos).

En ambas ocasiones ellos eran totalmente ajenos a mi presencia y a la de cualquier otro. Imagino que es esa complicidad, esa burbuja que formaban conteniendo todo esos ratos felices y de comprensión mutua que se consigue con puro amor a raudales, lo que me llamó tanto la atención. El deseo de que, algún día, cuando mi hijo tenga esa edad (y más) sigamos teniendo también ese nexo que nos une desde que nació.

domingo, 29 de enero de 2012

Secret

Para hoy tengo una canción preciosa, una joya. Pensé en poner aquí su traducción pero realmente creo que no hace falta. El tema es tan íntimo que añadir cualquier otra cosa me parece toda una intromisión. Es Secret de Seal


Y es que entre tanta vorágine, tanto vivir al día con las cosas de los hijos, pues no todo se puede programar, no debemos dejar atrás nuestra relación de pareja. Que estemos cansadas, con deseos de estar solas o tengamos pequeñas desaveniencias no justifican esa ausencia. También hay tiempo para ellos, nuestros compañeros, nuestra otra mitad. Esos ratos solos, de los dos, donde el uno es el secreto del otro, donde ambos se pertenecen mutuamente...

viernes, 20 de enero de 2012

Desisto Y No

Hay tardes, como las de ayer, en las que simplemente desisto de recoger, desisto de cocinar, desisto de ordenar, y hasta desisto de caminar. Y si pudiera desistir de pensar seguro que también lo haría. Son días en los que el peque parece no querer ver nada en su sitio y todo lo que yo coloco él va detrás y lo vuelve a tirar. Está inquieto y se desespera. Y nos desespera.

Conozco esa faceta. Es su manera (y la de muchos otros) de llamar la atención y de mostrar su descontento ante algo que no sabe cómo expresar. Lo que traducido al lenguaje adulto significa: "¡Me aburro! ¡Quiero salir a distraerme y jugar ahora mismo!". 

Y si a esto le añades que justo ahora, y después de un montón de meses de dolores y molestias en la encía, es cuando sus dientecitos se empeñan en querer salir todos a la vez y que, como colofón, ayer le tocó vacuna de la varicela. El pobrecillo debe tener un volcán interior a punto de erupcionar y llevarse todo lo que encuentre a su paso.

Por eso, porque como su madre que soy, lo entiendo. Entiendo su frustración y su malestar. Y no desisto porque esté harta de recoger o porque mis esfuerzos sean infructuosos sino porque entiendo que su mensaje es de ayuda, de socorro. Y desisto para poder estar con él, para acompañarlo y hacerle pasar esos ratos de forma mas llevadera. Desisto Y No.

Solo hay que dar ese paso. Desistir de algunas obligaciones que pueden ser postergadas. Y no desistir de tu hijo, salir a pasear, calmarlo, distraerlo de lo que le pone irascible. A veces nos obcecamos y no sabemos verlo pero cuando lo hacemos, cuando escuchamos a nuestro propio instinto ¡cuánto agradecimiento recibimos!. 

Anoche me dormí con el eco de sus besitos chiquititos por toda mi cara y esta mañana, en cuanto se despertó, continuó por donde lo había dejado al dormirse, para que yo no pensara que había sido solo un sueño.


lunes, 16 de enero de 2012

La Completa Aceptación


"SU COMPLETA ACEPTACIÓN ME HACE SENTIR TAN BIEN CONMIGO MISMA". 





Hoy me he topado con esta viñeta de Cathy Thorne que me produjo una ternura indescriptible. En pocas palabras ha descrito exactamente lo que siento en situaciones como las de la imagen.

He de decir que soy muy asidua a bañarme con el peque, de vez en cuando llenamos la bañera y ahí que nos metemos los dos, bueno, los dos y mamá pata con sus patitos, dos cangrejitos, un perrito (¿o es una oveja?, aún no lo tengo claro), una pelota, una pistola de agua, varios pececitos y hasta un par de ranas. Todos de goma y asiduos acompañantes del peque durante el baño.

Al meterme en la bañera no puedo evitar sentir una especie de pudor, tanto más si coincide con que no has tenido tiempo de depilarte o estás un poquito mas rellenita de lo usual. Entonces miro a mi bebé, tan puro, tan inocente, tan libre de estereotipos y prejuicios que me mira con esa "completa aceptación". Con esa felicidad anticipada.

Luego ocurre algo muy bonito. No solo me desvisto por fuera sino también por dentro, me quito ese velo que cubre mis ojos hacia mi misma y me veo pura, en esencia, como él. Como si fuera niña otra vez, cuando no había otra cosa mas que el amor de tus padres y tus hermanas, los juegos y las sonrisas, sin nada que lo ensucie.

Jugamos, chapoteamos, nos embadurnamos de jabón, nos hacemos cosquillas. Hasta que nuestros dedos se quedan arrugados y el agua deja de ser tibia y empieza a enfriarse. Y renovados, relajados, refrescados y felices nos recibe papi con nuestras respectivas toallas. 

Y a tí, ¿también te han hecho sentir así?

martes, 10 de enero de 2012

El Futbolista De Arriba


Vivimos en un cuarto piso. Resulta que, por casualidades de la vida, me salgo enterando de que si para mi, La Vecinita del Primero Nunca Sonríe, para la vecina del tercero, la vivienda del cuarto, o sea, nosotros, pertenece al "futbolista de arriba". Y hasta corta se quedó la buena señora. Llamar futbolista a mi hijo implica una gran dosis de amor, comprensión y mucha paciencia por su parte, siendo realistas, debería llamarlo de rompetechos en adelante, como mínimo.

La noche del seis de Enero llegábamos a casa después de un largo día lleno de emociones, véase "Crónica de Reyes". El peque estaba agotando sus últimos cartuchos si es que no los había agotado todos ya y cuando llegamos a la entrada del edificio le faltaba aún otra fuerte emoción. Un enorme ramillete de globos de diferentes formas y colores estaban justo al lado del ascensor. A ver quien sacaba al peque de ahí, claro. De repente, baja el yerno de la señora del tercero y le pide que escoja uno y como el peque aún no terminaba de decidirse (es mas, yo creo que ni siquiera había empezado) le dio el mas grande y más bonito, un caracol enorme. Acto seguido añadió: "Ella no quiere ningún globo en casa y por eso me los llevo pero estoy seguro de que estará feliz cuando sepa que uno se lo ha llevado el futbolista de arriba". Creo que en ese momento el agradecimiento, el asombro y la vergüenza pugnaban por aflorar...

Definitivamente, el comentario tiene varias implicaciones. Es indudable que la señora ha escuchado todos y cada uno de los estruendos cada vez que mi hijo tira algo y además ha sido lo suficientemente sonoro y molesto como para compartirlo. Y es que al peque, especialmente cuando se enfada, le da por tirar cosas al suelo como muestra de su inconformidad y frustración. No grita, no llora, pero cualquier cosa que encuentre será susceptible de ser arrojada sin contemplaciones, y mientras mas escándalo haga mejor expresará su descontento. Al menos eso es lo que parece pensar él.

En alguna que otra ocasión he tratado de disculparme con la señora, pues siempre ha sido bastante quisquillosa con los ruidos y yo prefería curarme en salud. Pero para mi sorpresa y enorme alivio también es bastante comprensiva con los niños, posiblemente porque ella misma ha tenido dos. No es igual de comprensiva con los adultos, se los puedo asegurar (aunque ahora siga teniendo dos).

Como he dicho, para mí ha sido un alivio que se tomara las cosas de esta manera porque no es fácil hacer que un niño no tire cosas al suelo y, de paso, nos ha librado de un montón de discusiones y malas caras vecinales. Ahí tenía las de perder, pues en este último año el edificio se ha llenado de niños en todos los pisos salvo en el de ella.

Aún así, agradezco el que existan personas dispuestas a comprender y empatizar con este tipo de situaciones. ¡Un brindis por la vecina del tercero!... Y por su yerno, que obsequió al peque este fantástico globo...


miércoles, 4 de enero de 2012

Cuando Hay Tormenta


Ayer fue un día extraño. Por primera vez en toda su corta existencia el peque consiguió hacerme soltar lágrimas de frustración. Para empezar, el día ya pintaba mal desde la mañana, yo creo que se fue con sueño a la guardería y  que al fin y al cabo uno no se levanta del mejor humor todos los días. El caso es que eso marcó el resto del día. En algún momento antes de que yo lo recogiera debió de quedarse dormido, lo suficiente para coger fuerzas pero no como para que fuese reconstituyente hasta el punto de ponerlo de mejor humor.

En el almuerzo comió un poco pero seguidamente cogió sus platos, el de la comida y el de la fruta y los tiró al suelo con sus contenidos incluidos. Hecho este totalmente impropio en él, he de decir. Lo regañé pero sinceramente pareció no importarle en lo absoluto. Pensé que tan poca implicación eran debidas al sueño que debía tener, pues en la guardería se les pasó comentarme que el niño ya había dormido algo. Así que, estando así las cosas, me dispuse a llevarlo a dormir. Craso error. 

Desde la cuna gritaba, tiraba las chupas, a todos y cada uno de sus muñecos y hasta después de toser por el esfuerzo consiguió vomitar parte del almuerzo. Vamos, que hizo acopio de todas sus armas. Tanta y tan seguida sucesión de armamento creo que fue lo que me descolocó, uno tras otro hicieron aparición y mi mente no pudo o no supo asimilarlo en ese momento. Estaba totalmente confusa buscando una explicación a tanto escándalo. Normalmente soy mas reflexiva, paciente y comprensiva pero hay días en que una está mas cansada que otros y simplemente no sabes reaccionar ante las circunstancias. Y ayer no supe, me bloqueé. Me ofusqué en tratar de hacerlo dormir y él en empeñarse en que no lo haría en su cuna. 

Para cuando llegó papá del trabajo, ya casi a las cinco de la tarde, nos encontró a los dos llorando, cada uno por su motivo y los dos porque a pesar de todo no nos gustan ese tipo de situaciones y ante todo queríamos estar juntos. Papá me llevó a nuestra cama para que descansara y se fue con el peque a su cuarto y a hablarle con ternura explicándole todo. Al final, ambos nos dormimos con sus dulces palabras y por el aire nuevo y fresco que supuso su llegada, con calma, con temple y sin saturación.

Al despertar, el peque y yo nos buscamos con desesperación y pasamos una hora en el sofá acostados, pegaditos y bien abrazados, como pidiéndonos perdón mutuamente por nuestra obcecación. Espolvoreados de vez en cuando por los besos de papi que fingía hacer sus cosas mientras nos observaba con atención. Y ya, mas tarde, decidimos salir los tres a dar un paseo para renovar los aires y despejar las mentes. ¡Qué bien nos sentó!

Hoy me siento algo desgastada por el mal rato de ayer pero en paz por la feliz conclusión, feliz por tener al peque y muy, muy feliz por tener a papi. Y tampoco dejo de pensar en que, por la noche, me llamó un amigo que en esto de los hijos ya tiene algo mas de experiencia, pues ya tiene el tercero en camino, que me dijo; ¿y por qué si veías que no se dormía simplemente no cogiste su cochecito y te lo llevaste a dar un paseo? seguro que se hubiera dormido por el camino y todos felices. 

Era tan fácil, pero simplemente me obcequé y el peque también. De alguna manera ocurrió lo que nunca ocurre, en algún punto, nuestra cabezonería, la mía y la suya heredada de mi, fue conjurada para chocar el mismo día, a la misma hora, en el mismo lugar y lo mas importante, entre nosotros dos. 

Durante los malos momentos, en el fondo de mí, no dejaba de pensar en si nuestra relación se resentiría después de ese quebranto pero luego me quedó claro que no, nos hemos unido mas, hemos visto de cerca lo que es alejarnos el uno del otro tan solo un poquito y no nos ha gustado nada.

Ahora pienso en abrir mi mente y en encontrar posibles soluciones a situaciones como esta. ¿Me ayudas?

jueves, 29 de diciembre de 2011

El Nexo


Esta noche, mientras me duchaba, he hecho un pequeño descubrimiento. Desde hace ya muchos meses vengo dándole vueltas a un asunto y nunca llegaba a nada convincente. 

En algún momento después de que naciera mi pequeñín, no se decirles exactamente desde cuando, empecé a notar algo en su mirada. Tampoco se cómo explicarlo, era una mirada consciente, con conocimiento, sabia. A veces alguien decía que parecía un "niño viejo" o que parecía mas mayor de lo que realmente era, pero no, no era eso.

Imagino que este asunto ha estado dando vueltas también en mi subconsciente y no ha sido hasta hoy, durante la ducha, que me ha venido la palabra exacta a la mente: Complicidad. Estamos unidos por una gran complicidad desde que él era un recién nacido. Nos entendemos, busca mi mirada y me habla a través de ella. Siempre ha sido así. Es mutuo, especial y espero que irrompible. 

Y ahora que lo se, junto con un gran alivio y alegría por el descubrimiento y por lo que ello implica, no he podido evitar sentir un miedo atroz a que ese nexo se pierda algún día. Y es que ¿no les ocurre que cuando son muy felices se les enciende una lucecita de alarma que nos recuerda y nos previene de que tanta felicidad no puede ser y que en cualquier momento puede ocurrir algo que nos la arrebate?.

sábado, 24 de diciembre de 2011

¡¡FELIZ NAVIDAD!!



Este año la Navidad nos ha sorprendido. Nos ha pillado en casa con las maletas sin terminar de deshacer después del viaje, y con un arbolito de cartón pintado por el peque y traído de la guardería como único adorno navideño en nuestro hogar. Y es que el peque ha estado con fiebre por sus dientes. Ni siquiera hemos ido de compras pues ya lo trajimos todo comprado y ahí están, en las maletas y sin envolver. Con lo cual, aún no hemos respirado del todo ese ambiente navideño que se vive en las calles. Esperamos recuperar todo eso y enseñárselo al pequeñín a partir de esta tarde si se levanta con mejor ánimo. 

A pesar de todo, sin un gran árbol, con la casa patas arriba, con regalos sin envolver y con fiebre, nuestros deseos de felicidad son los mayores, así que les deseamos una FELIZ NAVIDAD  con todo nuestro amor y cariño, pues eso es lo que realmente importa. ¡¡Besos y Abrazos!!

P.D: Lo del árbol lo podemos compensar colocándolo aquí para que todos ustedes lo vean. ;)

martes, 29 de noviembre de 2011

Un Secreto



¿Les cuento algo tierno, íntimo y muy nuestro?. Guárdenme el secreto. Aquí va:

Todas las mañanas, papi sale antes porque tiene que ir a trabajar y el peque y yo nos quedamos acurrucados haciendo tiempo hasta nuestra hora de prepararnos. Cuando a papi ya le queda poco para salir, el peque, quien yo creo que ya tiene controlados los tiempos, se quita la chupa y dice: "Papaaaaaaaaaá". Y acto seguido nos ponemos en posición de ser besuqueados al sentir venir los pasos emocionados de papi por la llamada. Papá nos llena de besos a los dos, miles y miles de besos y luego nosotros a él, bueno, más yo porque al peque le gusta mas que se los den. Cuando conseguimos despegarnos el peque despide con la manita a papi: "aiós".

Estos momentos están sucediendo en estos días, ahora, y soy muy consciente de ellos y se que los recordaremos por siempre. Serán de esos recuerdos entrañables e inolvidables y por eso quería compartirlos. Pero ssshhhhhhhhhhh.... no se lo digan a nadie... es Un Secreto... ;)


sábado, 26 de noviembre de 2011

Dulces Sueños Mi Amor


Se acaba de dormir mi pequeño. Lo he sabido como si fuese yo misma la que entrara en fase de sueño profundo. 

Hoy estaba cansado, ha tenido un día muy largo. Hasta nos ha ayudado con la compra en el supermercado. Desde dentro del carrito nos pasaba los productos para que los pusiéramos en la cinta de la caja registradora. Qué serio y qué concentrado estaba, y no se dio por vencido ni con las cosas mas pesadas. Después se empeñó en empujar el carro hasta el coche (guiado por nosotros, claro) y luego, de vuelta a dejar el carro en su sitio. Qué carita de satisfacción por el trabajo realizado tenía, por habernos ayudado y formar parte activa del trío que somos. Qué orgullosa estoy de él. 

Hoy estaba cansado, ha tenido un día muy largo y ha hecho todo lo que estaba en sus manos para dormirse pronto. Estaba entre mis brazos, encendí su estrellita musical y ahí empezó su ritual. Se lleva su manita a la orejita y canturrea un "aaaaaahhhhhhmmmmmmmmm"... Al poco rato, la chupa adquiere vida propia y comienza a moverse a lo "Maggie Simpson", y luego,  he notado cómo su cuerpo se iba relajando poco a poco, sus bracitos, sus piernas, su cabecita, y todo él...

Lo he acostado en su cuna y le he puesto sus calcetines para que no pase frío (es la única manera de que se los deje puestos). Le he tapado y lo he vuelto a besar por enésima vez en el día de hoy. Me he quedado un rato observándolo mientras dormía y, como si lo supiera, en sueños me ha brindado una preciosa sonrisa.

Dulces Sueños Mi Amor... 

jueves, 24 de noviembre de 2011

Llámenme Egoísta


Llámenme egoísta por haber querido (y podido) ser yo el recipiente donde se gestó mi hijo. Con qué ilusión viví mi embarazo, qué dichosa fui, y aún no tenía ni la menor idea de que esa iba ser sólo una pequeñísima parte de lo que me esperaba.

Llámenme egoísta por haber sido yo y solo yo la que disfrutara de los momentos más íntimos mientras lo amamantaba, esos preciosos, irrepetibles e inolvidables momentos.

Llámenme egoísta por estar encantada de que la primera palabra que dijera mi hijo fuese "mamá". Mamá, mamá...

Llámenme egoísta por tener la oportunidad de verlo despertar cada mañana y presenciar el sol de su sonrisa.

Llámenme egoísta por querer ser yo quien lo bese y lo tape cada noche antes de irme a dormir.

Llámenme egoísta por querer compartir cada progreso que él hace y por querer pregonar a los cuatro vientos el amor que él inspira en todos los que le rodean.

Llámenme egoísta porque hace tan sólo tres días mi hijo me miró con dulzura, se abrazó a mi cuello y me llenó de besos. Sus primeros besos, besos conscientes, fueron para mí.

Llámenme egoísta, llámenme egoísta...

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Mamá y Abuela

Nunca pensé, que mi madre iba a ser la abuela que es hoy en día. Abuela incondicional, cariñosa, generosa y todas las osas que se nos puedan imaginar en este sentido. ¿Pero donde estaba esa mujer escondida cuando "sólo" era madre?. Y no quiero decir que antes no fuera cariñosa ni nada de eso sino que era sumamente exigente y siempre ejerciendo correctivos sobre sus hijas. Claro, pensando yo, ahora ha dejado de lado los correctivos, de esa función ¡que se ocupe la madre!. Ella está para mimar, consentir y adorar a su nieto.

Miren ustedes por donde, cómo es la vida, que Dios le trajo como nieto el varón que nunca tuvo y que siempre deseó, pues nosotras somos tres hermanas. Y ya que nombro a Dios aprovecho para decir que él supo cómo hacer las cosas al no darle un hijo varón a mi madre porque si en vez de ser mi madre fuese mi suegra hace mucho tiempo que hubiese habido un cisma familiar. Porque una madre es una madre, con ella discutes, muchas veces sin medir las palabras, te enfadas, ríes, lloras, gritas y seguirá siendo tu madre pero con tu suegra no es lo mismo. Y eso que yo con mi suegra estoy encantada, es la mejor de las suegras, respeta nuestras decisiones y nos quiere mucho pero nos falta ese lazo que tienen una madre y una hija, ese lazo irrompible. Ella es un buen ejemplo a seguir, sobretodo teniendo en cuenta que algún día llegaré a ser suegra también.

Estando así las cosas, lo vamos llevando. Ambas, mi madre y yo, somos conscientes de las funciones de la otra y aunque nunca se lo admitiré estoy encantada con que ella cumpla tan bien con las suyas. Aunque tenga que regañarla por no hacerme ni caso cuando le doy instrucciones, aunque a escondidas le de al peque otras comidas y a deshora porque crea que el niño "está muy flaco", aunque no lo despierte porque le da penita a pesar de que el peque se ha dormido antes del almuerzo y luego nos dará la lata toda la tarde, aunque lo lleve a misa siempre que puede en vez de llevarlo al parque como habíamos quedado y de paso aproveche para mostrarle orgullosa su nieto a todas sus amigas, aunque se niegue a darle de comer en la trona sino sentadito en sus piernas para hablar con él y sentirlo mas cerquita. Aunque haya desocupado el cajón de la cómoda de una de mis hermanas para poner sólo las cosas de su nieto de tal manera que no le falte nada y que tenga "su propio espacio", aunque le haya enseñado a apagar cualquier luz eléctrica soplando como si fuera una vela y aunque, si por ella fuera, el niño no caminaría pues estaría mejor en sus brazos. 

Soy feliz por ella, ella que es Mamá Y Abuela, porque desde que nació su nieto su cara se ilumina con un brillo especial. Porque aunque estemos en desacuerdo en un montón de cosas, a ella sólo la mueve el puro amor que siente hacia él y porque, su nieto, mi hijo, la adora con locura y su carita se ilumina también cuando la ve o tan solo con nombrarla.


Y estoy feliz por mi, por tener la suerte de contemplar tanto amor entre una abuela y su nieto.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Sopa De Pollo Para El Alma



Por estos días, en los que el tiempo está como loco y no se decide a cambiar de estación y, como no, con la entrada de los niños a la guardería, me ha tocado hacer ya unas cuantas sopas de pollo. En casa siempre hemos asociado la sopa de pollo a cuando estamos enfermos, hasta ahora sin ninguna base científica. Y digo hasta ahora, porque ayer me topé con un artículo que decía que unos investigadores del Centro Médico de la Universidad de Nebraska afirmaban mediante un estudio, y cito literalmente, lo siguiente:
"El caldo de pollo dificulta el movimiento de unas células del sistema inmune llamadas neutrófilos, que acuden a los lugares infectados y liberan enzimas que no solo destruyen virus y bacterias, sino que también fomentan la liberación de mucosidades y atacan a células del propio organismo, provocando la inflamación de los tejidos. De este modo, la sopa de pollo reduciría los molestos síntomas propios de los resfriados, reduciendo la inflamación de la garganta y de las mucosas nasales sin que por ello disminuya la actividad antiviral de nuestro sistema inmune."
Como he dicho antes, esto ha venido a confirmar nuestra costumbre aunque, yo añadiría mas. Nosotros además le damos un valor sentimental. Una sopa de pollo, hecha en casa, con cariño, que tomamos en familia, como mimo y símbolo de amor, preocupación y apoyo cuando te sientes mal. Porque no solo es para el resfriado. Un buen caldito siempre es bien agradecido, incluso para un estómago revuelto, cuando tienes resaca o cuando tienes penas en el alma y en el corazón. 

Siempre pensé que el efecto que producía en nosotros la sopa de pollo era algo mas etéreo, simbólico y hasta mágico, influído por la gratitud y los lindos momentos y la sensación de calor que te abriga. Heredado de generación en generación, casi todos recordamos los caldos de pollo de mamá, de la abuela, de alguna tía... y siempre suele ser alguien muy querido para nosotros, alguien de quien guardamos un especial recuerdo.

Los autores del estudio hasta hacen una lista de los ingredientes que debe llevar la sopa de pollo, a saber; 
"...debe llevar pollo, cebollas, patatas, zanahorias, nabos, perejil, sal y pimienta. Y los ingredientes deben cocinarse durante al menos una hora."
Y no olvides, nunca, añadir amor, mucho amor a tus platos. Entra, siéntate y toma esta rica sopa de pollo para el alma...

miércoles, 16 de noviembre de 2011

El Elefante Encadenado


Han tomado nota mental, antes de tener hijos, de algo que querían inculcarles y, ¿ahora lo están haciendo?. Lo mas probable es que la respuesta sea si, y no solo de algo, sino de muchos "algos".  

Hace unos años fui al cine a ver la película "En busca de la Felicidad". La película no me marcó especialmente, de hecho, casi ni recuerdo los detalles pero un diálogo entre un padre y su hijo si que se me quedó grabado a fuego, no tanto la forma en la que fue dicho sino su mensaje, su intención. Es el siguiente:


"- Eh! Nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo, ni siquiera yo, vale?
 - Vale                                        
 - Si tienes un sueño tienes que protegerlo. Las personas que no son capaces de hacer algo te dirán que tu tampoco puedes. Si quieres algo ve a por ello y punto."

Lo entienden, ¿verdad?. Desde entonces trato de eliminar mis propias barreras para inculcarle a mi hijo esta idea. No es fácil, porque no solo tengo que eliminar las mías propias sino también las de los demás y enseñarle a mi hijo cómo romper él también esas barreras; las suyas, y las de los otros. Arduo trabajo, dicho sea de paso.

Más explícitamente, y ahondando mas en la idea, me topé hace unos días con esta reflexión de Jorge Bucay, "El Elefante Encadenado":



Nunca, nunca debes permitir que alguien te diga que no puedes hacer algo y mucho menos debes permitir que ese alguien seas tú.

Somos enteramente responsables de las ideas y valores que ahora les estamos inculcando a nuestros hijos. La mayoría de los cuales perdurarán por siempre y serán la base de su ser. Hagamos de ellos individuos sin cadenas, sin lastres. Serán mas libres y podrán llegar muy lejos, allá donde otros ni sueñan con poder hacerlo.

Ahora, nuestros hijos son como un gran libro en blanco, abierto y deseoso de ser escrito. Cuánta responsabilidad tenemos pero, ¿acaso no es ya suficiente recompensa el amor que ellos nos profesan?. Devolvámosles amor por amor, bien por bien, sin cadenas, sin límites, sin condiciones.


martes, 15 de noviembre de 2011

Amor Incondicional


Hoy, alguien que me quiere mucho me ha dicho unas cuantas verdades. Verdades de esas que duelen. De las que hacen que te hundas en lo mas hondo para luego resurgir cual ave fénix, al menos eso espero. Así ha sido siempre conmigo. Soy fuerte, al final resurjo.

Todo mi mundo se tambalea, el piso se mueve y las paredes se desmoronan. Sólo quiero encerrarme en mi misma, en soledad, y pasar este mal rato lamiendo mis heridas. Pero no puedo. Mi pequeñín me espera para jugar. 

Aunque le pongo mi mejor cara parece como si intuyera que esta tarde, mami, necesita su espacio. Para empezar, ha querido comerse solito la fruta de la merienda y cuando le fui a dar el yogur pidió (por primera vez) que papi se lo diera y después se quedó un ratito viendo televisión comiéndose una galleta. 
Si en algún momento se me quiso pasar por la cabeza que hoy mi peque no quería estar conmigo, fue solo un espejismo, pues antes de que tal cosa ocurriera, mi peque se levantó y vino a darme el mejor, más tierno y más reconstituyente de los abrazos.

No diré que ya se me pasó todo. Aún necesito ese tiempo en soledad para lamerme las heridas, pues es algo que tengo que pasar para empezar a tomar ciertas decisiones. Pero doy gracias por tener a mi pequeñín. La luz de mi vida, mi abrazo, mi amor, mi todo... Mi amor Incondicional...

jueves, 6 de octubre de 2011

Vínculos e Implicación Paterna


Recientemente he leído un artículo que me llamó muchísimo la atención por su título; "Las madres alivian el dolor de sus bebés mejor que los padres". Luego descubrí que hablaban específicamente de bebés prematuros pero en mi opinión, las conclusiones fueron muy determinantes;

1.- “Esto respalda la hipótesis de que hay algo único en el confort que brinda el contacto materno que supera el de cualquier otro cuidador adulto”…”El bebé percibiría la diferencia con el físico masculino, en especial el pecho, como algo que no es del cuidador natural”.


2.- “El confort que brinda la madre o el padre es mejor que ningún cuidado canguro, hasta las madres con poca experiencia lo harían mejor que los padres”.


En mayor o en menor medida, ambas sentencias vienen a confirmar lo que ya venía sospechando desde que tuve a mi hijo. Y es que esa conexión, ese lazo, ese vínculo del que todo el mundo habla, entre una madre y su hijo son totalmente reales. Genéricamente hablando, claro está, pues habrá madres que no tengan tal conexión y padres que sí la tengan. Sin caer en diferencias de sexo lo cierto es que hay personas a las que les cuesta mucho establecer una conexión con su entorno por diferentes motivos, entonces ¿cómo vamos a esperar que la establezcan con su propio hijo?. 

Lo de los padres es otro cantar. Suelen ser menos observadores con lo cual no tienen alerta ese sexto sentido del que tanto se dice que poseemos las mujeres. Claro, aquí tampoco se puede generalizar pero en esto sí me voy a mojar y diré que conozco a muy pocos padres con una conexión evidente.  Y es que, según el estudio, para comenzar ya tienen desventaja desde el punto de vista físico debido a su carencia de pechos.

¿Y qué me dicen de la segunda afirmación? decir que hasta las madres con poca experiencia lo harían mejor que los padres suena bastante duro, pero claro, yo tampoco tenía experiencia cuando nació mi hijo...El amor está incluido en el proceso pero no lo es todo al parecer, pues doy por hecho que los padres también quieren mucho a sus hijos, es solo que les es mas difícil establecer la famosa conexión y ojo, que conexión no es la respuesta a la pregunta a quién quiere mas tu bebé. Es algo mas profundo, es un saber entenderse a otros niveles, la conjunción de que para tu hijo seas todo su mundo y tú a su vez estés dispuesta a darle todo lo que necesita y mas, incluso antes de que piense en pedirlo. En muchas ocasiones el vínculo es tan fuerte que el padre tiende a apartarse a un lado favoreciendo la "exclusión" del mismo. Y es aquí donde me he topado con otro artículo donde podemos leer lo siguiente:
"...Este experto defiende que la implicación del padre en la crianza no solo contribuye a que el bebé se acostumbre a su presencia, sino que también pone en alerta al organismo masculino. Pone un ejemplo: "Muchos hombres insisten en que no son capaces de despertarse con el llanto del niño. Eso no es cierto. En cuanto el padre asume la tarea de levantarse a darle el biberón, los mecanismos neuronales se activan. Nuestro cuerpo evoluciona según las condiciones a las que lo sometamos y nos permite asumir cualquier tarea". Y advierte al resto de los padres: "Nosotros nos lo perdemos si no lo hacemos".

Y es que, estoy totalmente deacuerdo con ese experto que, de paso, defiende la conclusión a la que quería yo llegar. No se trata solo de conexión entre una madre y su hijo, ¿por qué no se habla de conexión entre ambos padres y su hijo?. Porque tradicionalmente nosotras las mujeres tendemos a ocuparnos de todo, para muchos hombres el hecho de que su mujer le de el pecho a su hijo es toda una liberación de tareas, por poner un ejemplo. Muchos hombres dicen que no se despiertan con el llanto del niño durante la noche pero es que nosotras somos las primeras que los apoyamos frente a nuestras amigas; "Es que yo voy siempre porque él ni se entera de que el niño está llorando...". Lo único que conseguimos con esta actitud es alejarlos no solo de las tareas sino también de la unión entre ambos padres y su hijo, que es lo que realmente importa.
Señoras, ¡hay que activar los mecanismos neuronales de nuestros maridos!