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jueves, 27 de diciembre de 2012

Mi Canción




En días como hoy suelen acudir a mi mente un montón de pensamientos y reflexiones, sobre como ha sido mi vida o sobre lo que cabe esperar, pero especialmente sobre lo que tengo. Y todo lo  que tengo lo valoro, lo atesoro y lo quiero.


No puedo evitar recordar un relato de una poeta africana, Tolba Phanem, que siempre me ha resultado hermoso y a la vez certero. El relato es conocido por diversos nombres; "La Canción Del Niño", "La Canción De Los Hombres", "La Canción Del Alma"... Todos ellos me parecen muy acertados, porque en todos nos vemos reflejados: 

"Cuando una mujer de cierta tribu de África sabe que está embarazada, se interna en la selva con otras mujeres y juntas rezan y meditan hasta que aparece la canción del niño.

Ellas saben que cada alma tiene su propia vibración que expresa su particularidad, unicidad y propósito. Las mujeres encuentran la canción, la entonan y cantan en voz alta. Luego retornan a la tribu y se la enseñan a todos los demás.

Cuando nace el niño, la comunidad se junta y le cantan su canción.

Luego, cuando el niño va a comenzar su educación, el pueblo se junta y le canta su canción.

Cuando se inicia como adulto, nuevamente se juntan todos y le cantan.

Cuando llega el momento de su casamiento, la persona escucha su canción en voz de su pueblo.

Finalmente, cuando el alma va a irse de este mundo, la familia y amigos se acercan a su cama y del mismo modo que hicieron en su nacimiento, le cantan su canción para acompañarle en el viaje.

En esta tribu, hay una ocasión más en la que los pobladores cantan la canción.

Si en algún momento durante su vida la persona comete un crimen o un acto social aberrante, se le lleva al centro del poblado y toda la gente de la comunidad forma un círculo a su alrededor. Entonces... le cantan su canción.

La tribu sabe que la corrección para las conductas antisociales no es el castigo, sino el amor y el recuerdo de su verdadera identidad. Cuando reconocemos nuestra propia canción ya no tenemos deseos ni necesidad de hacer nada que pudiera dañar a otros.

Tus amigos conocen tu canción, y te la cantan cuando la olvidaste. Aquellos que te aman no pueden ser engañados por los errores que cometes o las oscuras imágenes que a veces muestras a los demás. Ellos recuerdan tu belleza cuando te sientes feo, tu totalidad cuando estás quebrado, tu inocencia cuando te sientes culpable, tu propósito cuando estás confundido."
Tolba Phanem, poeta africana

No vivo en África pero sí tengo una tribu, una tribu inmensa que entona mi canción en muchos momentos de mi vida. Y es su presencia lo que hace que para mi este día sea tan especial.

En días como hoy son muchos los que están entonando mi canción y hacen que mi felicidad sea inmensa. Hoy mi tribu canta mi canción para recordar el día en que nací...

¡Gracias!

jueves, 12 de enero de 2012

El Día En Que Desarmaron A Papá

En casa de los abuelos, los Reyes Magos le dejaron al peque un coche, un precioso, bilingüe y educativo coche con el que el peque alucinó en colores y mas allá. A pesar de ser algo grande y pesado para sus pequeñas manitas el peque se las sabe ingeniar para hacer rodar el coche por cualquier superficie horizontal o vertical e independientemente de si es lisa o no.

Desde que nació el peque, papi ha empezado una cruzada personal a favor del respeto de un hijo a un padre. Estoy totalmente de acuerdo salvo que a veces no le es fácil, en mi opinión, delimitar la línea divisoria entre el respeto y la seriedad o el enfado, pero claro, no hemos nacido con un libro de instrucciones bajo el brazo y al fin y al cabo lo que para mi se hace de una forma, para él se hace de otra o simplemente no sabemos y vamos aprendiendo por el camino. La cuestión es andar el camino juntos y en equilibrio y así las cosas nos han ido saliendo.

Tan enfrascado ha estado papi en su cruzada que no contó en ningún momento con la inocencia y nobleza de su hijo. Como muchos ya saben, somos los padres del "futbolista de arriba" y claro, haciendo honor al apodo, el peque estaba hace unos días jugando con su tan preciado y flamante coche, cuando papi, lo llamó para bañarse. Generalmente el peque deja lo que esté haciendo por ir corriendo a darse un baño, le encanta y él, en su bañera, es el rey. Pero ese día su coche era prioritario sobre cualquier otra cosa y como muestra de desacuerdo tiró su coche al suelo haciendo, por supuesto, un gran estruendo. Después de un par de estruendos mas le dije que si lo volvía a tirar ya no se lo devolvíamos, y claro, efectivamente, lo tiró.

Papá recogió el coche y le dijo que tal y como mamá le había avisado ya no se le volvería a entregar, con lo que el peque empezó a llorar con total desconsuelo. Perseguía a papá por la casa para que le devolviera su coche llorando con auténtica angustia y pesar. Entonces papá le entregó de nuevo el coche al peque explicándole por qué no debía tirarlo al suelo y que después del baño, si quería, podía seguir jugando con él. Hasta este punto, papá creía tener el control de la situación, tan serio, tan rotundo, tan seguro. Pero entonces, el peque levanta sus manitas chiquititas, coge el coche que casi no le cabe en ellas y con ojos de profundo agradecimiento le dice: "asias".

Papi aún no ha superado ese momento, quedó totalmente desarmado, su seriedad, su cruzada se desmoronaron y terminó de rodillas dándole mil besos y abrazos al pequeñín, quien por supuesto sólo pensaba en seguir jugando con su precioso, bilingüe y educativo coche, inconsciente de todo lo demás. Y este fue El Día En Que Desarmaron A Papá...