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miércoles, 10 de julio de 2013

Miércoles Mudo: La Sonrisa

"El niño reconoce a la madre por la sonrisa".
Leon Tolstoi


Esta preciosa sonrisa que hoy les comparto la ha inmortalizado nuestro buen amigo David Béjar. Muchas gracias por hacer de ella un tesoro palpable.

*NOTA: En My Points Of View estamos de SORTEO, recuerda que tienes hasta el próximo domingo para apuntarte. Haz click aquí para participar.

jueves, 13 de junio de 2013

¡Yo Soy Un Bebé!


Es muy habitual escuchar a una madre hablar de lo rápido que crecen sus hijos, de lo mucho que aprenden en tan poco tiempo. Son palabras imperecederas a las que nosotras mismas hemos dado vida generación tras generación. Estamos tan asombradas de la rapidez fulminante con la que va ocurriendo todo que a veces tendemos a creer que los niños están tan inmersos en sus progresos que ni ellos mismos se dan cuenta de todos sus avances. Nada mas lejos de la realidad, es solo que ellos tienen otras formas de expresarlo, y lo hacen, nos demos cuenta o no.

El peque lleva algunas semanas queriendo jugar a: "Mami, vamos a jugar a que tu eres el peque y yo soy el bebé". Claro, y yo jugaba sin darle la menor importancia. Pero no ha sido hasta hace unos días cuando, en medio de una de sus escasas rabietas (gracias a Dios que nos ha brindado pocas) en la que insistía en que lo tratara como a un bebé, me lo ha lanzado en la cara preso de una gran impotencia: ¡Mami, yo no soy un niño!... ¡yo soy un bebé!
En fin, que mas claro el agua.

Al principio me asusté ante la posibilidad de que el niño sintiera alguna carencia importante pero investigando un poco me he dado cuenta de que parece ser algo normal entre niños de entre 3 y 4 años. Suele coincidir con acontecimientos importantes como la llegada de un hermanito o el comienzo de su época preescolar. Lo llaman "regresiones" y también es habitual que sucedan sin que ocurran esos casos especiales que les comento. A veces en medio de tanto avance, los niños necesitan parar un poco, replegarse y hasta retroceder para coger mas fuerza y enfrentarse a la siguiente etapa. Es su forma de encarar toda esa cantidad inmensa de información y nuevas responsabilidades que van adquiriendo.

Estas regresiones, al menos en el peque, no son un continuum sino que se entremezclan en su vida diaria. También tiene momentos en los que dice que es un niño grande y ya no necesita tal o cual cosa y lo ejecuta como para demostrarlo o es el niño de siempre, en su estado natural. Las madres nos resistimos a que nuestros bebés se hagan mayores tan pronto y nuestros pequeños también tienen sus momentos de resistencia, ese temor quizás a perder sus privilegios adquiridos. Por eso hemos de reforzarlos con nuestro cariño. La forma de actuar te saldrá por instinto, y en eso estamos nosotros;

  • Continuar reforzando lo mucho que lo queremos, como siempre hemos hecho.
  • Asegurarnos de que entiende que lo querrás siempre independientemente de la edad que tenga.
  • Hacer mas cosas juntos para reforzar todo lo anterior.
  • Hablar. Hablar mucho.

Y tú, ¿Has vivido experiencias parecidas con tu hij@?. ¿Cómo las han solucionado?.

lunes, 27 de mayo de 2013

Tu Reflejo


Hay rasgos de la personalidad que ya traemos de fábrica, impresos a fuego en nuestros genes. Luego, mas adelante, podrán intensificarse o suavizarse debido a nuestras vivencias pero esos rasgos están ahí, latentes. De hecho no es raro que los asociemos a este o a aquel miembro de nuestra familia mas cercana.

Observando a mi hijo hay rasgos con los que definitivamente ha nacido, aspectos muy marcados de su personalidad heredados de aquí y de allí sin ningún ápice de duda. Es orgulloso, competitivo, autocrítico y muy pero que muy prudente. A sus dos años y nueve meses, con toda la intensidad de los niños, ya me ha dejado una muestra bien clara de su carácter

Hace tiempo que me he dado cuenta también de que una de las principales tareas de una madre es saber observar. Conocer a nuestros hijos nos da la llave para negociar con ellos. Y créanme, "negociar" es muchas veces la palabra correcta a aplicar, especialmente a estas edades. Pero no es solo eso, no queda todo en un mero negocio es nuestro propio interés y el suyo por entendernos, porque nos queremos. Eso, amig@ mí@, es lo que estarás reflejando constantemente en ellos; Amor...
En tu hijo tendrás tu reflejo.

Y tú ¿qué rasgos de la personalidad encuentras como más marcados en tu hijo?

miércoles, 24 de abril de 2013

Miércoles Mudo: Admiración


"Grande es siempre el amor maternal, pero toca en lo sublime cuando se mezcla con la admiración por el hijo amado".

Ángel Ganivet

¡Yo solito, mami!
Cada logro, A Su tiempo, y lo admiro aún mas por cada reto conseguido...


lunes, 11 de marzo de 2013

La Forja De Una Suegra


Si tienes un hijo varón es imposible que no se te haya pasado por la cabeza en alguna ocasión (mas bien mas de una) el hecho de que muy probablemente algún día serás suegra. Menudo papelón, anda que no hay chistes al respecto y por muy "suegra guay" que seas no te librarás de alguna que otra sorna con retintín de vez en cuando.

Ayer he tenido una de mis primeros "sentimientos de suegra", está claro que una suegra no nace, se hace, y que la forja de una suegra comienza desde muy temprana edad. Ver cómo tu hijo de dos años y medio se lo pasa tan bien con su amiguita de cinco años y que en el momento de la despedida se posiciona para darle un buen beso en todos los morros no pasa desapercibido, créanme. Sobretodo si ese tipo de besos los ha tenido reservados solo y exclusivamente para su madre, o sea yo.

Que sí, que ya se que le estoy dando otra connotación al asunto pues él estaba tan feliz que esa fue la mejor manera de demostrarlo y que debería estar yo contenta por su felicidad y porque tenga días tan pletóricos rodeado de personas que le alegran la vida. Y, de hecho lo estoy, estoy feliz por todo eso. Pero es que, como he dicho antes, una suegra se hace y el sentimiento de posesión debe ser de los primeros en aflorar.

En mi defensa debo decir que soy consciente de todo, soy consciente del sentimiento racional y también del otro sentimiento, el que no es tan racional y que se atribuye tanto al concepto tan extendido de las suegras. Me hago el firme propósito de educar mis sentidos para que reine la racionalidad en mí y que aflore ésta con naturalidad pero estaré siempre con mis ojos bien abiertos para salvaguardar el bienestar de ese hijo que he traído al mundo. 
Comienza aquí la forja de una suegra...

lunes, 21 de enero de 2013

La Culpa

"La Culpa". Óleo de Barbaro Toranzo Gordillo
La maternidad trae consigo muchas cosas inesperadas y digo inesperadas porque aunque te hayan hablado de ellas y realmente las "esperes" lo cierto es que tu forma de vivirla, tu experiencia, será única y especial, de eso no tengas ninguna duda. 

Tu vida cambia, no creo que sea adecuado tampoco decir si a mejor o a peor. Yo diría mas bien que es diferente, completa, llena. Antes de la maternidad quizás no fueras consciente de que te faltaba algo pero lo cierto es que cuando eres madre muchas veces te sorprendes a ti misma preguntándote cómo has podido vivir todo este tiempo sin tu hijo. Yo pienso que todo tiene su momento.

Paralelamente y en estos tiempos que corren, hay algo que también viene aparejado a la maternidad y es la culpa. No recuerdo nunca antes en mi vida haber recibido tantas presiones de mi entorno, cercano o lejano eso da igual, el hecho es que son presiones que impiden en muchas ocasiones, demasiadas, que puedas disfrutar de tu maternidad.

Al comienzo nuestra inseguridad y nuestro desconocimiento hacen que nos sintamos no solo perdidas sino culpables. A este respecto me resulta muy idónea aquella afirmación de que la culpabilidad es una invención cultural, es inexistente en tanto que cada uno tiene su circunstancia y su naturaleza. Por no olvidar el hecho de que, desde Eva en el paraíso, las mujeres hemos ido arrastrando esa culpa generación tras generación.

Hay presiones por todo; si das o no el pecho, si coges o no a tu hijo en brazos, si le das chupete o no, si lo llevas a la guardería o se queda contigo en casa, colecho o no colecho y un largo etcétera. Realmente, al principio te sientes tan perdida que no atinas a nada. Todo es nuevo y todos opinan. 

En la mayoría de las ocasiones no es solo una la respuesta correcta. Cada hogar, cada familia y sus componentes son muy diferentes de los demás, lo que a unos les va bien a otros no les sienta. En cuanto comencé a sentirme mas segura, y esto lo consigues conociendo a tu hijo y a base de la experiencia que te concede el tiempo junto a él, por fin pude ver las cosas con algo mas de claridad y tomé dos decisiones inmediatas; 1) Estar siempre informada de tal manera que consiga tener mi mente abierta aceptando además los consejos como lo que son, consejos, los tomas o no en función de tu conveniencia. 2) No dejar que nadie tome las decisiones por mí, nadie mejor que yo conoce a mi hijo y si cometo un "error" será mío y no el de otra persona ajena a mi hogar y que carece de toda la información que los que vivimos en dicho hogar poseemos.

Después de eso me siento cada día mas libre de culpa.

lunes, 17 de diciembre de 2012

El Hijo Preferido



Hace un tiempo me topé con el poema que aquí les copio literalmente. No se quién lo escribió por mas que he buscado así que no puedo darles un autor. Lo importante en sí mismo es el contenido de dicho poema

En mi caso, tengo solo un hijo así que, sí, es mi hijo preferido. Siempre me he preguntado cómo se sentirá el tener mas de uno. Entiendo que puedas tener cosas mas afines con unos que con otros pero al final, los quieres a todos por igual, o así debería ser. Pero no siempre ocurre, lo he visto. A veces el día a día toma caminos inesperados, nos relajamos en nuestra enseñanza y no hacemos nada por rectificar. Nosotros, los padres, somos quienes debemos mantenernos siempre en guardia, siempre corrigiendo el camino, siempre velando por la unidad familiar. Siempre pendientes, siempre amorosos... 

Los padres siempre serán padres y los hijos siempre serán hijos aunque a su vez también sean padres. Todos esos roles deben estar completos, satisfechos para poder dar a manos llenas lo que también estamos recibiendo. Siempre pendientes, siempre amorosos...

Cuando dejas de ver a tus hijos como parte de ti estás poniendo barreras entre ambos y lo que es peor aún, entre ellos mismos.

El Hijo Preferido

Cierta vez le preguntaron a una madre cuál era su hijo preferido

aquél que ella más amaba.

Y ella, dejando entrever una sonrisa, respondió:

"Nada es más voluble que un corazón de madre.

Y, como madre, le respondió:

El hijo predilecto, aquél a quien me dedico de cuerpo y alma:

Es mi hijo enfermo, hasta que sane.

El que partió, hasta que vuelva.

El que está cansado, hasta que descanse.

El que está con hambre, hasta que se alimente.

El que está con sed, hasta que beba.

El que está estudiando, hasta que aprenda.

El que está desnudo, hasta que se vista.

EL que no trabaja, hasta que se emplee.

El que está de novio, hasta que se case.

El que se casa, hasta que conviva.

El que es padre, hasta que los críe.

EL que prometió, hasta que cumpla.

El que debe, hasta que pague.

El que llora, hasta que calle."

Y con un semblante bien diferente a aquella sonrisa, finalizó:

" El que ya me dejó, hasta que lo reencuentre."

domingo, 4 de noviembre de 2012

Treinta Segundos Después


Treinta segundos en los que estás y no estás. Treinta segundos que marcan la diferencia.
Te sigo con la mirada mientras juegas y cuando vuelvo a mirar, treinta segundos después, ya no estás.

Todo gira, te busco y no te encuentro. Todo se acelera y se ralentiza a la vez. Busco tu luz porque lo demás no importa.
Siento un gran vacío, un profundo abismo, una soledad infinita. Vislumbro ecos de tragedia, de llantos, angustia, culpa y desasosiego. Miles de pensamientos oscuros inundan mi mente.

Creo verte a ti y a tu sonrisa por todas partes. Mi corazón desbocado. Pero no estás.
Y todo eso treinta segundos después.

Al fin te encuentro. Y tu me recibes feliz, como siempre, e inconsciente de todo, sentado en un balancín del parque: "Mira mami, me estoy remando yo solo".

Te beso, te abrazo, te palpo para asegurarme de que en verdad eres tú, de que estás bien, y te vuelvo a besar. No te quiero soltar.

Todo vuelve a su estado natural, regresan los colores y el resto del mundo, ya no veo oscuridad sino luz. Pero la angustia sigue ahí.

Yo te encontré pero no puedo evitar pensar en todas esas madres que no han tenido la misma dicha, y siguen buscando perdidas en esa oscuridad asfixiante que sobreviene inexorablemente treinta segundos después...

lunes, 22 de octubre de 2012

¿Y Si No Estoy?


Hace unos meses escribí esta entrada, y no la publiqué porque en su momento me pareció muy oscura, llena de dudas y miedos. Hoy la he vuelto a encontrar y he decidido publicarla porque ésta también soy yo, también forma parte de mi, aunque luego me pregunte; ¿Y Si No Estoy?

Aparecen sombras en el horizonte de nuestro pequeñín. Comienza a sentir miedo a la oscuridad, miedo a los ruidos que no reconoce y miedo a mi ausencia. Me ha escogido como su salvadora, como su todo. Y yo he escogido serlo.

Queremos disipar sus sombras y temores. Le enseñamos a encender la luz si está oscuro, a sentirse seguro en su casa, porque es su casa. Le enseñamos a identificar los diferentes ruidos y sonidos lejanos, porque el conocimiento disipa miedos.

Quiero disipar su temor a mi ausencia y le digo que siempre estaré a su lado protegiéndolo y queriéndolo mucho. Me abraza como si fuera su única tabla de salvación y yo siento que lo soy. Me abraza y lloro. Lloro porque pienso: "¿Y si no estoy?".


¿Y si lo inevitable llega antes de tiempo y me impide cumplir mi propósito, mi promesa?.

Quiero estar siempre, quiero ser yo quien espante sus fantasmas, sus malos sueños, y vele sus noches difíciles. Quiero ser yo quien le lea sus cuentos antes de dormir. Quiero ser yo quien lo bese y lo abrace a mansalva. Quiero verlo crecer y vivir feliz. Pero, ¿Y si no estoy?...

domingo, 6 de mayo de 2012

Mi Regalo

Es casi la media noche del sábado 5 de Mayo, el primer domingo de Mayo, día de las madres. A estas horas yo ya he recibido mi regalo, el que no es material, el del amor incondicional y el eterno agradecimiento.

Me acosté al lado del peque para calmarlo y ayudarlo a dormir después de tantas emociones de la tarde. Su pequeño corazoncito retumbaba como un tambor. Él me contaba los sucesos de la tarde y yo lo escuchaba y le respondía. Que si Mateo se cayó en el parque y lloró, que si la tarta de cumpleaños de Pocoyó (con canción de cumpleaños dedicada a Erick incluida), que si se subió en la moto, que si el coche, que si el camión, que si los niños, los abuelos... Yo le respondía suave y lentamente para que se fuera relajando. De repente me miró con sus bracitos extendidos y me dijo: "Mami abrazo". Su primer abrazo solicitado.

¿Es posible que desde tan pequeñitos ya sepan la fuerza que tiene un abrazo?. ¿Que con un abrazo agradecen, comparten, alegran el corazón y dan amor a manos llenas?. Yo así lo sentí.

Hay dos regalos mas esperando, los materiales. Pero yo ya tengo mi regalo.

martes, 27 de marzo de 2012

Mi Cicatriz



A escasos dos centímetros del ojo izquierdo, en diagonal sobre el pómulo, tengo una cicatriz. Una cicatriz de un centímetro y medio que para mí simboliza vida. 

Simboliza vida porque quiero pensar que me la hice justo en el momento en que en mi cuerpo se produjo ese chispazo, justo en el momento en que mi hijo comenzó a ser mi hijo.

Me desmayé, con tan mala fortuna que fui a dar contra la esquina de una mesa. Y allí, donde les dije, a escasos dos centímetros del ojo izquierdo, en diagonal sobre el pómulo, tengo mi cicatriz. No es bonita ni fea, es mi símbolo. Es mi hijo.

Mi hijo que llegó como un torbellino, con su fuerza, su energía e irradiando felicidad. Mi hijo que llegó con sus prisas por comenzar a vivir y con una enorme carcajada de emoción. Mi hijo

Todo eso y más simboliza mi cicatrizEs su huella física en mí, la prueba de que él, mi hijo, es mi fruto.

¿Qué les voy a decir?, algunos se hacen un tatuaje, yo, tengo mi cicatriz. Allá, a escasos dos centímetros del ojo izquierdo, en diagonal sobre el pómulo...


lunes, 20 de febrero de 2012

Mamá, Mami, Maaaá


Mamá cuando me llama. Mamá para los asuntos cotidianos.

Mami cuando me busca, cuando me necesita, cuando me quiere abrazar y hacer cariñitos. Mami con ternura.

Maaaá cuando me quedo atrás y quiere que lo siga. Maaaá en la distancia.

Y Tatá cuando llama a papá y mamá, a los dos, en plural.

Siento que yo no cambio aunque me llame de diferentes maneras. Siento su amor en todas ellas. 

Mamá que alimenta, mamá que juega, mamá que ama, mamá que asea, mamá que regaña, mamá que besa...

Todas lo adoran, todas lo quieren.

jueves, 2 de febrero de 2012

Hoy

"La Despeinada" de Leonardo Da Vinci
Hoy ha sido la segunda vez desde que nació el peque, que salgo a la calle sin peinarme. Me he dado cuenta en el espejo del ascensor cuando bajábamos y he pensado con espanto ¡por qué no puedo ser de esas personas que, incluso recién levantados de la cama, aparecen con un pelo impecable!. Si tienes un pelo rebelde, como es mi caso, esta clase de lujos son imperdonables. De hecho, muchas veces me peino y hasta parece que no lo he hecho pero yo salgo bien digna, con mi cabeza en alto y la conciencia de haber hecho lo que estaba en mis manos.

Pero hoy no ha sido así, todavía estoy mala y noto que mi cerebro no funciona a pleno rendimiento, y ese dolor de cabeza casi constante me lo impide por mas que lo intente. Por si fuera poco, tengo la sensación de que el peque, justamente hoy, ha crecido. Sí, ya se que el crecimiento es evolutivo pero juraría que ha sido hoy cuando de repente alcanza a todo. No tiene mas que levantar una manita y consigue coger todo lo que hay sobre la mesa. Ha sido esta mañana cuando me ha traído todas y cada una de sus cremas que estaban en los estantes de su cambiador. Por tanto, hoy ha crecido. Hoy.

Tan atareada me ha tenido controlando lo que se lleva a las manos mientras además me vestía y terminaba de preparar sus cosas para la guardería que, como suele suceder, me olvidé de mi misma. No pasa nada, en cuanto me reponga volveré a ser la misma, la misma mujer que puede hacer un montón de cosas a la vez sin olvidarse de ninguna, la misma que siempre tiene la sensación de que hace todo y no hace nada porque siempre quedan muchas otras cosas por hacer. Solo necesito un descanso, solo un ratito... y volveré a ser la misma...



martes, 31 de enero de 2012

¡Mamá, Descansa!



En cuanto me desperté ayer por la mañana, lo supe. Notaba todo mi cuerpo pesado, me sentía agotada y mi garganta me dolía horrores. Todavía no me había levantado y mi cabeza estaba abotargada, y no precisamente por el sueño reparador. Me estaba enfermando o mas bien, ya lo estaba.

En medio de todo eso no dejaba de pensar que no podía permitirme enfermarme. Tengo un montón de cosas que hacer y el peque está incluido en todas ellas. En todas. Y además, nunca se me ha dado bien delegar, así que comprenderán mi preocupación.
Y es que adoramos a nuestros pequeñines pero a veces acabamos exhaustas. Y no me cansaré nunca de decir que especialmente cuando estamos enfermas o cansadas nuestra paciencia suele tener límites muy cercanos. 

Ayer, la abuela, se llevó al peque para que yo pudiera recuperarme y cuando papá llegó a casa se encargó de todo lo demás. Todas mis preocupaciones pasaron a un segundo plano, y mi cuerpo tuvo ese descanso necesario para poder reponerme. Mi mente no descansa tan fácilmente, pues esa vuela incluso mientras duermo. El caso es que la "facilidad" con la que ayer se arregló todo me ha dado mucho en qué pensar.

He pensado en la suerte que tengo por tener a mi familia y poder confiarles a ellos mi vida, como ayer, y he pensado en que no todo el mundo tiene esa suerte. Ya sea por no tener a la familia cerca (o simplemente por no tener familia a la que recurrir) o porque no todas tenemos una pareja dispuesta a decirte, simplemente; ¡Mamá, Descansa!

Tras haber leído muchos de los comentarios de mi entrada "¡Papá, Despierta!" y por muchas conversaciones con otras mamás, se firmemente que hay muchas mujeres que no tienen esa opción. En mi caso, a pesar de que papá sea un "dormilón" al que le cueste a veces regresar del mundo de los sueños, lo cierto es que también tengo que agradecerle que mi hijo haya heredado esa genética. Hasta el punto de que muchas veces visto al peque por las mañanas, de arriba abajo, completito, pañal incluido, y él ni se entera.


Pero, volviendo al tema, ¿a qué mujer o madre no le gustaría que su marido le dijera: "Tú descansa que ya me encargo yo de todo", por pura iniciativa propia?. Cuando no descansas tu cuerpo se va saturando hasta que un día, irremediablemente, caes. Y por supuesto que las cosas tendrán que hacerse y que tampoco somos imprescindibles pero sinceramente ¿hace falta llegar a esos límites?. A veces podemos acudir al recurso de desistir pero en ese caso simplemente estamos aplazando las obligaciones para después. 

¿Cual es tu caso? ¿Cuántas veces te han dicho: "Descansa, que ya me encargo yo de todo"?

martes, 24 de enero de 2012

Reclamando Mi Espacio


Estoy exhausta. Hoy ha sido uno de esos días agotadores en los que no he podido desistir ni de estar con el peque ni de las obligaciones pendientes. Ha habido tiempo para todo a costa, por su puesto, de mi espalda, mi cabeza y un montón de partes del cuerpo que ahora mismo ni siento.

En fin, que como muchas otras madres. No soy de las que se erigen abanderadas de causas que ya muchas mujeres consiguieron antes o que están luchando por conseguirlas ahora mismo. Yo soy mas de las que transmite sus voces, sus palabras, todas a una. Todas anónimas y todas visibles.

Para que se hagan una idea de mi cansancio (¿o debería decir de mi ansia por descansar?), cuando estaba durmiendo al peque solo podía pensar en un baño espumoso, con velas, buena música, y por qué no, algún licorcito de los que a mi me gusta. Y lo más importante, SOLA.

Y es que mi cansancio no es solo físico, de repente mi yo interior ruge y reclama su espacio, un espacio  al que hoy no he tenido acceso y que sin él mi  agotamiento se acrecienta. Mi Claro de Luna.

En casa tenemos un jardín zen, bueno, un mini jardín zen. Está en la mesa de la sala tapado por un cristal. Lo teníamos desde antes de que llegara el peque y hoy agradecemos el sitio que encontramos para él, en la mesa, visible pero intocable. 

Lleva años ahí, y hasta hoy no había pensado en él, al menos en lo que a su uso se refiere. Supuestamente es algo relajante, se dice que aportan calma, hacen volar la mente, refrescan nuestra alma y nos acercan a la realidad de nuestra naturaleza más secreta. A nosotros no nos ha dado nada de eso la verdad (tampoco nos lo ha quitado), y eso que tiene todos los ingredientes; Arena, Piedras y hasta una vela. Pero nada. Por eso quedó atrapado en la mesa, entre la madera  y el cristal. Mas bien, queda muy bonito en la sala y pega con el resto de la casa, quizás esa sea su función aquí, le da un toque de armonía al sitio.

Cada uno tiene su propio "jardín zen" o claro de luna como lo llamo yo. Y en él haces aquello que mas te gusta y te relaja. A mi me gusta leer, escuchar música, darme un baño espumoso, pensar, pensar, pensar... Lo importante es encontrar esos ratos y saber disfrutarlos, forman parte de nuestro desarrollo y nos reconstruyen cuando estamos agotados. Mi Espacio.

Y para tí, ¿Cual es tu jardín Zen?



jueves, 24 de noviembre de 2011

Llámenme Egoísta


Llámenme egoísta por haber querido (y podido) ser yo el recipiente donde se gestó mi hijo. Con qué ilusión viví mi embarazo, qué dichosa fui, y aún no tenía ni la menor idea de que esa iba ser sólo una pequeñísima parte de lo que me esperaba.

Llámenme egoísta por haber sido yo y solo yo la que disfrutara de los momentos más íntimos mientras lo amamantaba, esos preciosos, irrepetibles e inolvidables momentos.

Llámenme egoísta por estar encantada de que la primera palabra que dijera mi hijo fuese "mamá". Mamá, mamá...

Llámenme egoísta por tener la oportunidad de verlo despertar cada mañana y presenciar el sol de su sonrisa.

Llámenme egoísta por querer ser yo quien lo bese y lo tape cada noche antes de irme a dormir.

Llámenme egoísta por querer compartir cada progreso que él hace y por querer pregonar a los cuatro vientos el amor que él inspira en todos los que le rodean.

Llámenme egoísta porque hace tan sólo tres días mi hijo me miró con dulzura, se abrazó a mi cuello y me llenó de besos. Sus primeros besos, besos conscientes, fueron para mí.

Llámenme egoísta, llámenme egoísta...

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Mamá y Abuela

Nunca pensé, que mi madre iba a ser la abuela que es hoy en día. Abuela incondicional, cariñosa, generosa y todas las osas que se nos puedan imaginar en este sentido. ¿Pero donde estaba esa mujer escondida cuando "sólo" era madre?. Y no quiero decir que antes no fuera cariñosa ni nada de eso sino que era sumamente exigente y siempre ejerciendo correctivos sobre sus hijas. Claro, pensando yo, ahora ha dejado de lado los correctivos, de esa función ¡que se ocupe la madre!. Ella está para mimar, consentir y adorar a su nieto.

Miren ustedes por donde, cómo es la vida, que Dios le trajo como nieto el varón que nunca tuvo y que siempre deseó, pues nosotras somos tres hermanas. Y ya que nombro a Dios aprovecho para decir que él supo cómo hacer las cosas al no darle un hijo varón a mi madre porque si en vez de ser mi madre fuese mi suegra hace mucho tiempo que hubiese habido un cisma familiar. Porque una madre es una madre, con ella discutes, muchas veces sin medir las palabras, te enfadas, ríes, lloras, gritas y seguirá siendo tu madre pero con tu suegra no es lo mismo. Y eso que yo con mi suegra estoy encantada, es la mejor de las suegras, respeta nuestras decisiones y nos quiere mucho pero nos falta ese lazo que tienen una madre y una hija, ese lazo irrompible. Ella es un buen ejemplo a seguir, sobretodo teniendo en cuenta que algún día llegaré a ser suegra también.

Estando así las cosas, lo vamos llevando. Ambas, mi madre y yo, somos conscientes de las funciones de la otra y aunque nunca se lo admitiré estoy encantada con que ella cumpla tan bien con las suyas. Aunque tenga que regañarla por no hacerme ni caso cuando le doy instrucciones, aunque a escondidas le de al peque otras comidas y a deshora porque crea que el niño "está muy flaco", aunque no lo despierte porque le da penita a pesar de que el peque se ha dormido antes del almuerzo y luego nos dará la lata toda la tarde, aunque lo lleve a misa siempre que puede en vez de llevarlo al parque como habíamos quedado y de paso aproveche para mostrarle orgullosa su nieto a todas sus amigas, aunque se niegue a darle de comer en la trona sino sentadito en sus piernas para hablar con él y sentirlo mas cerquita. Aunque haya desocupado el cajón de la cómoda de una de mis hermanas para poner sólo las cosas de su nieto de tal manera que no le falte nada y que tenga "su propio espacio", aunque le haya enseñado a apagar cualquier luz eléctrica soplando como si fuera una vela y aunque, si por ella fuera, el niño no caminaría pues estaría mejor en sus brazos. 

Soy feliz por ella, ella que es Mamá Y Abuela, porque desde que nació su nieto su cara se ilumina con un brillo especial. Porque aunque estemos en desacuerdo en un montón de cosas, a ella sólo la mueve el puro amor que siente hacia él y porque, su nieto, mi hijo, la adora con locura y su carita se ilumina también cuando la ve o tan solo con nombrarla.


Y estoy feliz por mi, por tener la suerte de contemplar tanto amor entre una abuela y su nieto.

viernes, 11 de noviembre de 2011

¿Cual es tu mejor momento del día?


 Por estos días, respondiendo a las preguntas de un cuestionario, me topé con una que decía; ¿Cual es tu mejor momento del día?... A partir de ahí dejé de responder al cuestionario. No parece una pregunta difícil pero lo cierto es que mi respuesta no cuadraba con ninguna de las tres opciones. Por otro lado, yo tampoco tenía una única respuesta. Soy consciente de lo afortunada que soy al decir que tengo muchos mejores momentos del día y desde entonces me he estado debatiendo entre ellos para poder escoger el top 1.

 Puedo decir que actualmente mi mejor momento del día es por la mañana, cuando mi hijo se despierta, le preparo su biberón y lo traigo a mi cama para dárselo. Y aquí es donde viene la mejor parte, cuando acaba de comer se echa a mi ladito y remoloneamos juntos, me abraza, me sonríe, jugamos a hacernos cosquillas y somos los mas felices. Momentos privados, nuestros, y llenos de amor y ternura. Esos momentos marcan la diferencia, hacen que el comienzo del día sea especial aunque se repitan todos los días y, nos carga de energía positiva para el resto de la jornada. Como resultado, tenemos un montón de días especiales y felicidad a raudales. 

 Esos ratos en sí, se asemejan mucho a lo que sentía cuando le daba el pecho. Quien sabe, a lo mejor sin darnos cuenta hemos buscado la manera de seguir manteniendo esa intimidad ajustándonos a las nuevas circunstancias. Y ojalá sigamos haciéndolo en un futuro; después de todo no va a estar toda la vida tomando biberón, y los niños crecen y se hacen mayores y pasan por muchas y diversas fases, entre ellas las de volverse mas rebeldes y vergonzosos. Pero quisiera seguir manteniendo esa complicidad que tanto bien nos hace para el alma.

 Por otro lado, y por muy opuesto que parezca a primera vista, mi segundo mejor momento del día es justo cuando llego a casa después de dejar al peque en la guardería y me dispongo a tomar el desayuno. Ese momento de soledad, de estar conmigo misma, feliz y cargada de energía para el resto del día es exquisito. Todo se afronta de otra manera, con seguridad, buen humor y paciencia. De verdad, pruébalo, encuentra tu mejor momento y disfrútalo. El resultado es una sensación de plenitud infinita.

 Y, para ti, ¿cual es tu mejor momento del día?  ;)

jueves, 6 de octubre de 2011

Vínculos e Implicación Paterna


Recientemente he leído un artículo que me llamó muchísimo la atención por su título; "Las madres alivian el dolor de sus bebés mejor que los padres". Luego descubrí que hablaban específicamente de bebés prematuros pero en mi opinión, las conclusiones fueron muy determinantes;

1.- “Esto respalda la hipótesis de que hay algo único en el confort que brinda el contacto materno que supera el de cualquier otro cuidador adulto”…”El bebé percibiría la diferencia con el físico masculino, en especial el pecho, como algo que no es del cuidador natural”.


2.- “El confort que brinda la madre o el padre es mejor que ningún cuidado canguro, hasta las madres con poca experiencia lo harían mejor que los padres”.


En mayor o en menor medida, ambas sentencias vienen a confirmar lo que ya venía sospechando desde que tuve a mi hijo. Y es que esa conexión, ese lazo, ese vínculo del que todo el mundo habla, entre una madre y su hijo son totalmente reales. Genéricamente hablando, claro está, pues habrá madres que no tengan tal conexión y padres que sí la tengan. Sin caer en diferencias de sexo lo cierto es que hay personas a las que les cuesta mucho establecer una conexión con su entorno por diferentes motivos, entonces ¿cómo vamos a esperar que la establezcan con su propio hijo?. 

Lo de los padres es otro cantar. Suelen ser menos observadores con lo cual no tienen alerta ese sexto sentido del que tanto se dice que poseemos las mujeres. Claro, aquí tampoco se puede generalizar pero en esto sí me voy a mojar y diré que conozco a muy pocos padres con una conexión evidente.  Y es que, según el estudio, para comenzar ya tienen desventaja desde el punto de vista físico debido a su carencia de pechos.

¿Y qué me dicen de la segunda afirmación? decir que hasta las madres con poca experiencia lo harían mejor que los padres suena bastante duro, pero claro, yo tampoco tenía experiencia cuando nació mi hijo...El amor está incluido en el proceso pero no lo es todo al parecer, pues doy por hecho que los padres también quieren mucho a sus hijos, es solo que les es mas difícil establecer la famosa conexión y ojo, que conexión no es la respuesta a la pregunta a quién quiere mas tu bebé. Es algo mas profundo, es un saber entenderse a otros niveles, la conjunción de que para tu hijo seas todo su mundo y tú a su vez estés dispuesta a darle todo lo que necesita y mas, incluso antes de que piense en pedirlo. En muchas ocasiones el vínculo es tan fuerte que el padre tiende a apartarse a un lado favoreciendo la "exclusión" del mismo. Y es aquí donde me he topado con otro artículo donde podemos leer lo siguiente:
"...Este experto defiende que la implicación del padre en la crianza no solo contribuye a que el bebé se acostumbre a su presencia, sino que también pone en alerta al organismo masculino. Pone un ejemplo: "Muchos hombres insisten en que no son capaces de despertarse con el llanto del niño. Eso no es cierto. En cuanto el padre asume la tarea de levantarse a darle el biberón, los mecanismos neuronales se activan. Nuestro cuerpo evoluciona según las condiciones a las que lo sometamos y nos permite asumir cualquier tarea". Y advierte al resto de los padres: "Nosotros nos lo perdemos si no lo hacemos".

Y es que, estoy totalmente deacuerdo con ese experto que, de paso, defiende la conclusión a la que quería yo llegar. No se trata solo de conexión entre una madre y su hijo, ¿por qué no se habla de conexión entre ambos padres y su hijo?. Porque tradicionalmente nosotras las mujeres tendemos a ocuparnos de todo, para muchos hombres el hecho de que su mujer le de el pecho a su hijo es toda una liberación de tareas, por poner un ejemplo. Muchos hombres dicen que no se despiertan con el llanto del niño durante la noche pero es que nosotras somos las primeras que los apoyamos frente a nuestras amigas; "Es que yo voy siempre porque él ni se entera de que el niño está llorando...". Lo único que conseguimos con esta actitud es alejarlos no solo de las tareas sino también de la unión entre ambos padres y su hijo, que es lo que realmente importa.
Señoras, ¡hay que activar los mecanismos neuronales de nuestros maridos!